En 1998 inauguramos un pequeño Centro de Interpretación Ambiental en la ciudad de Pisco, para mostrar a los visitantes la vida marina del área y los problemas de conservación de la misma. Gradualmente el Centro fue creciendo en expectativas e interés y se convirtió en el único centro de interpretación ambiental del Perú enfocado a educar sobre el ambiente marino-costero, con énfasis en especies amenazadas como delfines, ballenas, pingüino de Humboldt, potoyunco peruano, nutria marina, aves guaneras y lobos marinos. Entre los años 2000 y 2006 el número de visitantes al Centro promedió los 9,000 por año, e incluyó principalmente a escolares locales y nacionales, docentes, estudiantes universitarios, guías y operadores de turismo, pescadores, autoridades, guardaparques, turistas y residentes locales, entre otros.
En una visita al Centro de Interpretación Ambiental de ACOREMA se podía encontrar información sobre el ecosistema marino peruano, sus riquezas y recursos, cuán importante es el mar para la economía del país y cómo las acciones de cada uno pueden poner en peligro o salvar especies amenazadas y el medio marino que sostiene la vida silvestre y humana. En el ámbito local se resaltaba además la presencia de la Reserva Nacional de Paracas. La información se presentaba de forma sencilla, concisa y amena en un lenguaje accesible a todo público, en tono motivador y reflexivo, utilizando diversos elementos visuales como paneles con textos en relieve, infografías, fotos y espacios interactivos, además de modelos tridimensionales de especies marinas en tamaño natural y a escala, así como el esqueleto de una pequeña ballena jorobada. El recorrido por el Centro -que podía ser guiado a autoguiado-, se complementaba con charlas, conferencias y proyección de vídeos sobre los temas tratados en la sala de interpretación y con la distribución gratuita de material informativo (folletos, cartillas, guías para docentes, autoadhesivos, afiches, etc.). En un área se exhibían trabajos sobre temas marinos realizados por niñas, niños y jóvenes locales en torno al mar y las especies amenazadas. También había un espacio donde ellos podían hacer uso de equipo de cómputo y acceder a equipo básico para analizar las muestras que obtenían durante sus salidas de campo. El Centro proporcionaba otros servicios como acceso a una biblioteca sobre temas marinos, orientación y apoyo a iniciativas de conservación por parte de los visitantes.
La localización del Centro fue estratégica. El área de Pisco-Paracas incluye el territorio de la Reserva Nacional de Paracas, principal área marina protegida del Perú. Esta Reserva y las islas Ballestas (ahora parte de la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras) reciben anualmente una importante cantidad de visitantes nacionales y extranjeros. Con actividades dirigidas a este público, el Centro logró ampliar el alcance de sus mensajes sobre conservación de la biodiversidad marino-costera con énfasis en las especies amenazadas. Una vez conocida su existencia, muchos visitantes de otras ciudades como, Lima, Ica, Chincha, Ayacucho, entre otras, escogieron el Centro de ACOREMA como una parada obligada en Pisco. Incluso algunos de los principales colegios privados y universidades de Lima programaban visitas anuales al Centro durante sus viajes de estudio a la zona de Pisco.
La situación del Centro de Interpretación Ambiental de ACOREMA cambió dramáticamente el 15 de agosto de 2007, cuando un terremoto de 7.9 en la escala de Richter devastó cerca del 80 % de la ciudad de Pisco, lugar del epicentro del sismo. En menos de tres minutos la infraestructura del Centro colapsó, una parte del edificio quedó destruido por completo y otra inhabitable.
Durante su vida (noviembre 1998-agosto 2007) el Centro tuvo un impacto positivo en la educación y sensibilización sobre conservación marina más allá de los límites de Pisco. Desde su rol como medio de educación no formal, motivó a dar los primeros pasos en el proceso destinado a lograr una incorporación de calidad de la Educación Marina en la Educación Básica de Menores. El Centro fue también un importante espacio que vinculó a la población local con el mar; propició el diálogo que en muchos casos se tradujo en el planteamiento y en la implementación de acciones que ayudaron a reducir amenazas a la biodiversidad marino-costera. Sembró en niñas, niños, jóvenes y adultos el interés por el medio marino, el cambio de actitudes, de hábitos de consumo y el desarrollo de prácticas amigables hacia la biodiversidad marino-costera y su entorno. Se había convertido en un espacio muy querido, especialmente por la comunidad local.
Tras el desastre generado por el terremoto, y gracias a la solidaridad y apoyo de diversas instituciones y personas, fue posible mantener la esperanza de contar con un nuevo Centro de Educación Marina; en poco tiempo se reunieron los fondos para comprar el espacio físico sobre el cual construirlo. Fondos adicionales permitieron elaborar los planos y el diseño de la nueva edificación, así como los trámites necesarios ante la autoridad local. Esperamos que en un futuro cercano podamos, con el apoyo de todos, tener este espacio de información y sensibilización sobre las bondades de la zona marino-costera de Pisco, su biodiversidad, los beneficios que nos proporciona y la responsabilidad que todos tenemos de cuidar este tesoro. Soñamos con abrir las puertas del nuevo Centro de Educación Marina para la comunidad, para todos.